Hoy conocí a
alguien extraordinario.
Todo comenzó en una
laguna en las afueras de mi ciudad.
Me acerque
tímidamente a él y me dijo:
-Hola. ¿Te gustaría
pescar?
-Claro. –le
contesté.
Me enseño cómo se
debía pescar, pero me explicó que siempre devolvía los peces al río, jamás los
mataba.
-¿Por qué haces esto
entonces?-le pregunté. ¿Qué sentido tiene pescar si no conservarás al pez?
-Querida-me
contestó- yo pesco porque me divierte hacerlo. Pero no me divierte tomar la vida de alguien más, como la de este
hermoso pececillo. Esa es la sencilla razón.
Debes aprender a
apreciar el mundo que te rodea, y la variedad que hay en él.
El gran océano y su
enorme profundidad secreta.
Debes aprender a ser curiosa pequeña.
Sólo mírame, tengo patas de pato y escamas y no te atreviste a preguntarme por qué las tengo.
Abre tu mente, y maravíllate de el mundo que Dios te ha regalado.
La Luna y las
estrellas con su resplandor.
El Sol con su gran
calor abrazador.
Debes aprender a ser curiosa pequeña.
Sólo mírame, tengo patas de pato y escamas y no te atreviste a preguntarme por qué las tengo.
Abre tu mente, y maravíllate de el mundo que Dios te ha regalado.