sábado, 22 de octubre de 2016

Complicado amanecer

En blanco. Su mente volaba vaya a saberse dónde. Se sentía vacía. Como si fuera una simple cáscara sin contenido alguno por dentro. No podía encontrarse a ella misma, y no estaba segura en qué momento puntual se había perdido. O quizás nunca se había tenido.


Fuera lo que fuera, estar muerta no parecía algo malo al lado de ese sentir. Lo único que le hacía creer que una parte de su alma aún vagaba por algún rincón eran las emociones que sentía gracias a la agitada música que fluía a través sus auriculares.
Comenzaban a verse a lo lejos los delicados colores de la aurora, pero aún todo seguía oscuro y quieto, como ella.


De pronto, esa canción, ese ritmo distinto. Melodías de piano, tranquilas, calmas, comenzaron a sonar. Sintió unas terribles ganas de llorar. Esa música la remitía a tiempos mejores, en los que él la había querido bien.
    
La soledad la invadió por completo, y le hubiera encantado tener con quien hablar en el asiento de al lado. Así fuera un extraño.

Los días pasaban y ella se seguía sintiendo estancada. Se decía a sí misma una y otra vez "no llores". Odiaba que la vieran vulnerable, y un colectivo no era un lugar ideal para mostrarse así. 

El sol quería salir y su corazón se aceleraba al tiempo que el chofer conducía más rápido. Necesitaba ver aunque sea un rayito de luz, algo que levantara un poco su espíritu. Esa noche le había resultado eterna, y no había podido pegar un ojo. Quería llegar lo antes posible a su apartamento, quizás allí podría descansar. O quizás no. Quizás los recuerdos comenzarían a rodearla allí y se encontraría atrapada sin más remedio que soportar esa agonía hasta dormirse del cansancio. Existía esa posibilidad. 

Existían muchas posibilidades, y ella no podía dejar de pensar a esas horas del alba.

sábado, 1 de octubre de 2016

Incómoda necesidad

Durante el día, los rayos del sol me iluminan, y es como si no necesitara nada más.
Pero cae la noche y mi piel me pide esa luz que sólo emanaba de la tuya.
Tu ausencia toma el aire de mi habitación, ni abriendo la ventana logro respirar bien.


No sé a quien pedir ayuda, y solo puedo pensar en lo hermoso que era sentirme en mi hogar.
Te diría que me abrazaras esta noche, pero te encuentras demasiado lejos, y no llegarías a tiempo.


lunes, 1 de agosto de 2016

Lago de los sueños perdidos

-Puede ser bueno como malo. El lago muestra a la persona sus deseos que no pudieron cumplirse, lo cual puede hacerla sufrir y mantenerla infeliz el resto de su vida, o puede motivarla a intentar cumplirlos, o buscar sueños mejores. Todo depende de uno mismo. Es como el espejo del alma, ¿no crees?


Espiaron a un hombre que se metió en el lago de los sueños perdidos y, debido a la cercanía, pudieron entrar en la escena con él, como espectadores.

Una bella mujer lo miraba sonriendo. Lo tomaba de la mano y salían corriendo por el campo. Luego la imagen se desvaneció para aparecer otra: ambos recostados en una alfombra llena de libros y dibujos desparramados, mirándose fijamente el uno al otro. Al siguiente instante ella estaba tocándole una canción de piano que le había dedicado únicamente a él.
Fugazmente se veían escenas de ellos riendo, mordiéndose, revolcándose en las sábanas, leyendo juntos, bailando graciosamente y luego lentamente. 
Parecían la pareja ideal, como si hubieran sido sacados de una película. Compartían todo. Un beso de ella a él le bastaba para dormir tranquilo, y un café hecho por él hacía de ella la mujer más feliz del mundo.
Cada vez que se veían tenían la misma mirada de la primera vez. En ocasiones parecían niños por la forma de juguetear y de columpiarse en hamacas. 
Tenían planes, se los podía ver concentrados intentando escribir un libro, y al mismo tiempo construyendo su propia casa del árbol.

Poco a poco el hombre tembloroso salió del agua. Y rompió a llorar.

sábado, 9 de julio de 2016

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Pensamientos oscuros.
La atacaban casi siempre por las noches.
No la dejaban dormir en paz.
Necesitaba salir afuera para olvidarlos. 
Se perdía en el viento nocturno para no volver a la soledad de su cama. 
Su mente no podía quedar quieta un segundo, porque la oscuridad se apoderaba de ella si lo hacía. 

Buscaba con desesperación reír con alguien, para no caer en la depresión. Esa era su terapia.

lunes, 20 de junio de 2016

Ojos abiertos

Hoy conocí a alguien extraordinario.
Todo comenzó en una laguna en las afueras de mi ciudad.
Un hombre muy extraño con patas de pato y escamas en los brazos se encontraba pescando.
Me acerque tímidamente a él y me dijo:
-Hola. ¿Te gustaría pescar?
-Claro. –le contesté.
Me enseño cómo se debía pescar, pero me explicó que siempre devolvía los peces al río, jamás los mataba.
-¿Por qué haces esto entonces?-le pregunté. ¿Qué sentido tiene pescar si no conservarás al pez?
-Querida-me contestó- yo pesco porque me divierte hacerlo. Pero no me divierte tomar la vida de alguien más, como la de este hermoso pececillo. Esa es la sencilla razón.
Debes aprender a apreciar el mundo que te rodea, y la variedad que hay en él. 

El majestuoso cielo, que jamás es igual al del día anterior, con sus extraordinarios colores.
El gran océano y su enorme profundidad secreta.
La Luna y las estrellas con su resplandor.
El Sol con su gran calor abrazador.



Debes aprender a ser curiosa pequeña. 
Sólo mírame, tengo patas de pato y escamas y no te atreviste a preguntarme por qué las tengo.


Abre tu mente, y maravíllate de el mundo que Dios te ha regalado. 

jueves, 7 de abril de 2016

Espíritus



Mientras caminaba hacia el puente se aseguraba que nadie estuviera cerca. A esas horas de la noche difícil era encontrarse con alguien. Las estrellas brillaban por su ausencia, y la luna asomando tímidamente sobre las nubes parecía ser su única espía. Observó la oscuridad que la esperaba, y pensó que era igual que el cielo nocturno. No lo dudo más y saltó, saltó al fin de su vida. Siempre le habían gustado las alturas y la velocidad, así que pensó que una muerte así sería como poder expresar su esencia en toda su libertad. Sintió la adrenalina en cada fibra de su ser, mientras el aire chocaba contra su cuerpo. Y luego, el aterrizaje. Su espíritu huyó de su cuerpo, dejándolo eternamente inmóvil. Pero eso no importaba, su espíritu volaba al fin. Ella no lo sabía pero, desde arriba, detrás de un farol del puente, un segundo espía la había contemplado en el último instante, y tanto fue su deseo de no perderla que se lanzó al vacío, buscando a su secretamente amado espíritu.