sábado, 9 de julio de 2016

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Pensamientos oscuros.
La atacaban casi siempre por las noches.
No la dejaban dormir en paz.
Necesitaba salir afuera para olvidarlos. 
Se perdía en el viento nocturno para no volver a la soledad de su cama. 
Su mente no podía quedar quieta un segundo, porque la oscuridad se apoderaba de ella si lo hacía. 

Buscaba con desesperación reír con alguien, para no caer en la depresión. Esa era su terapia.