miércoles, 25 de marzo de 2020

Hay belleza en lo incierto


Un mundo sin horarios. Un mundo sin más grande responsabilidad que la de embellecer el lugar que habitamos. Un mundo en el que el dinero solo sirve para nuestros alimentos. O ni siquiera ello, si hemos creado nuestras propias huertas. Un mundo donde se vive (y no solo se dice) que las relaciones personales son lo más importante, lo más real. En ese mundo estoy viviendo hoy, y pese al peligro que hay afuera para toda mi especie, creo que nunca me había sentido tan viva.

Un mundo donde no nos olvidemos que la muerte existe, donde no la ocultemos más. Un mundo donde la certeza de su existencia nos potencie a librarnos de prejuicios, de vergüenzas, de miedos; nos potencie a amar con cada fibra de nuestro ser.

Un mundo donde la música llene nuestros hogares. Un mundo donde melodías llenas de esperanza, de calidez humana, inunden nuestros sentidos.

Si tan solo pudiéramos cambiar la perspectiva y ver estos días y el futuro que podríamos crear, estaríamos saltando de alegría.

Por todo lo que nos ha ocurrido y lo que podríamos finalmente llegar a ser, y seguir siendo.