martes, 7 de octubre de 2014

La ventana

Los pájaros componían sus alegres melodías una vez más. El triste y oscuro paisaje no hacía juego con esos cantos llenos de vida. La niña asomada a la ventana proyectaba una mirada perdida en lo vacío del bosque. Se había enfrentado por primera vez a la muerte. No podía entender como era posible que su padre hubiera muerto. Tenía un alma tan joven, que jamás se había cuestionado mucho sobre la caducidad de la vida. Lentamente las gotas comenzaban a caer del cielo, al mismo tiempo que el rocío en sus verdes ojos. Los pájaros que de cierta manera la acompañaban se estaban yendo, se alejaban mientras la lluvia aumentaba su ritmo. Se iban sin decir adiós. El cielo se tiñó de un gris oscuro, mientras que la humedad se desprendía tanto de los ojos de la niña como de la tierra.



Pronto su madre la vio, la abrazó fuertemente, le limpió cuidadosamente su carita, sonrió por un segundo y comenzó a llorar. La niña al ver esa escena, se acercó y le dijo:
"Mamá, aunque ahora veas todo tu mundo gris y lluvioso, como en el cielo, y aunque sientas que todo se ha ido, al igual que los pájaros que ya se han marchado, pronto todo volverá a estar bien. Miro por esta ventana todos los días y los pájaros y el sol siempre vuelven. Creo que esa certeza es lo que más me gusta de mirar a través de ella." 

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