lunes, 15 de junio de 2015

Libros.

Sus momentos más personales se encontraban allí. Pensamientos que no sabía expresar en palabras, allí se expresaban a la perfección. Las letras contaban historias, que eran sus historias también; las había presenciado todas como un personaje más, a veces como la protagonista misma. Cuando en ocasiones quería llorar, las hojas contenían sus lágrimas.


Crecieron con ella. 
Los libros se habían convertido en parte de su historia de vida.


Jamás olvidaría esa biblioteca.


1 comentario:

  1. Alguna noche cegará el fetiche y las palabras serán de pura lengua.

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