jueves, 29 de mayo de 2014

Sumergida

 Agua. Silencio. Burbujas. Tres cosas que muchas veces desearíamos. Sumergirnos, flotar como si estuviésemos volando en un mundo vacío. Sentir ese frío especial, ese que se te pega a la piel y es como si te consumiera, como si te curara. Dejar de respirar, dejar de hablar. Gritar bajo el agua, un grito silencioso que a la vez es ruidoso, lleno de energía ahogada. No escuchar absolutamente nada, o sonidos muy lejanos como para preocuparnos. Tener esa sensación de libertad por unos minutos. De paz.


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